María del Mar Alonso, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid y doctora en Ciencias Económicas y Empresariales, ingresó en la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) como académica de número durante una solemne sesión que se celebró en Barcelona el 27 de febrero. La recipiendaria leyó el discurso de ingreso «El nuevo materialismo del siglo XXI: luces y sombras». Le respondió en nombre de la RAED el académico de número Pedro Aznar.

Alonso certifica en su trabajo el fin del materialismo y la acumulación de riquezas como principal exponente del éxito económico y social y, por ende, de la sensación de felicidad. La nueva académica explica cómo con la irrupción y expansión de las nuevas tecnologías y en el nuevo contexto político, social y cultural que ha dejado la última crisis económica, las sociedades occidentales caminan hacia una sociedad colaborativa y circular donde el intercambio de servicios y experiencias sustituyen a la acumulación de bienes materiales.

Los consumidores están buscando nuevas formas de consumo y de disfrute de los bienes, sin la carga que supone tener la propiedad»

«El materialismo se ha considerado durante la última mitad del siglo XX un camino para conseguir la felicidad mediante la adquisición y acumulación de bienes. Incluso, el inicio del siglo XXI se ha caracterizado por el predominio de una actitud general materialista que ha impulsado un hiperconsumismo que ha llevado a un endeudamiento excesivo y desembocado en la última crisis financiera. Esta última crisis ha supuesto un cambio de paradigma en la economía, la política, la sociedad y las relaciones globales. De hecho, se ha producido un cambio de valores que podría significar la semilla para construir una nueva ética y unos comportamientos individuales que podrían contribuir a crear un mundo más democrático, igualitario y sostenible», considera Alonso.

La economista cree, además, que los modelos económicos del pasado parecen haber dado un resultado insuficiente e ineficiente para resolver una serie de problemas persistentes en la sociedad como la desigualdad y otros que han surgido en los últimos años como el cambio climático. De ahí que unas sociedades informadas y concienciadas apuesten por las nuevas economías. «Los consumidores están buscando nuevas formas de consumo y de disfrute de los bienes, sin la carga que supone tener la propiedad, con el objetivo de reducir los costes de transacción y el desembolso económico», argumenta.

Para Alonso, «el consumidor percibe los productos y servicios en la actualidad de forma distinta. Por lo tanto, las empresas tradicionales tienen que rediseñar su papel y replantearse su definición y modelo de negocio en un entorno donde el consumidor tiene más información, acceso a más bienes y una valoración de los mismos proveniente de distintas fuentes. Las empresas ya no venden ni productos ni servicios, sólo experiencias y para que éstas sean de verdad memorables y produzcan un efecto profundo y duradero en el consumidor se deben cumplir dos premisas: involucrar al cliente en la construcción de la experiencia y que todas las personas, procesos y operaciones de la organización contribuyan al desarrollo de la experiencia».

 

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