Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación, Ciencia y Doctorado de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre la reciente advertencia de las autoridades sanitarias acerca del uso de los medicamentos que tienen la codeína en su composición junto al ibuprofeno y la alarma que ha generado en el artículo «La Agencia Europea advierte sobre los riesgos de combinar ibuprofeno y codeína: ¿cuál es el motivo?», publicado en el portal de divulgación científica The Conversation el pasado 16 de octubre y reproducido en diversos medios digitales españoles e hispanoamericanos. López Muñoz firma el trabajo junto a José Antonio Guerra Guirao, profesor de Farmacología y Toxicología de la Universidad Complutense de Madrid.

Los dos expertos inician su artículo señalando que el objetivo de la autoridad sanitaria europea es advertir al consumidor de la posible aparición de lesiones renales, daños gastrointestinales y alteraciones metabólicas, junto a fenómenos de abuso y dependencia a la codeína, cuando estos fármacos se administran en dosis superiores a las recomendadas o durante un periodo de tiempo muy prolongado. La advertencia se fundamenta en numerosos casos comunicados a las autoridades sanitarias de diferentes países europeos, incluidos algunos de desenlace mortal. El anuncio, señalan, ha sorprendido porque se trata de fármacos analgésicos de uso muy habitual. Lo usual es que se utilicen solos, pero también se combinan en ocasiones, por ejemplo, en el marco de protocolos de analgesia postoperatoria o por parte de especialistas en dolor crónico.

Francisco López Munoz

Dr. Francisco López Muñoz

«Cuando se consumen simultáneamente estos dos fármacos, sobre todo en dosis altas o durante un periodo prolongado, el riesgo de ocasionar un daño renal se incrementa. Esto se traduce en una disminución del funcionamiento de los riñones (insuficiencia renal) que dificulta la eliminación de las sustancias ácidas presentes en la circulación sanguínea hacia la orina. Esta insuficiencia renal también ocasiona niveles muy bajos de potasio en la sangre (hipopotasemia), lo que a su vez puede causar síntomas como debilidad muscular y mareos. Adicionalmente, al dificultar la eliminación renal de ambos fármacos, aumentan sus concentraciones plasmáticas y, por tanto, se potencia el riesgo de toxicidad que tenían por separado. Esta problemática, evidentemente, es más acusada en pacientes de edad avanzada», explican López Muñoz y Guerra Guirao.

Todo ello lleva a los dos expertos a considerar adecuada y oportuna la recomendación, en particular cuando estos dos fármacos se consumen de una forma excesiva e incluso se consideran generalmente como analgésicos inocuos que apenas generan problemas de seguridad. Esto ocurre, inciden los firmantes, en países donde estos medicamentos se dispensan sin prescripción médica, como es el caso de España. Los mismos donde, por otra parte, más casos de toxicidad por esta combinación se han comunicado. «En cualquier caso, estas medidas de farmacovigilancia, sin generar ningún tipo de alarma excesiva en la población, siempre deben ser bienvenidas, en aras de una mayor seguridad en el consumo de medicamentos», concluyen.

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