Josep Prim, facultativo de Servicio de Neurocirugía de la Clínica Corachan de Barcelona y miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña y de Baleares, de la Sociedad Catalana y Española de Neurocirugía, de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, de la Sociedad Española del Dolor y de otras instituciones académicas y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED); Fernando Martínez-Pintor, director del Instituto de Reumatología y Antropología Médica de la Clínica Nostra Senyora del Remei de Barcelona, presidente de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y presidente, fundador del Círculo Catalán de Psicosomática y Antropología Médica y académico correspondiente de la RAED; Rafael Blesa, director del Servicio de Neurología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, miembro fundador de la Fundación Barcelona Salud y académico de número de la RAED, y Jesús Lafuente, presidente de la Sociedad Europea de Neurocirugía y de la Sociedad Catalana de Neurocirurgía y académico correspondiente de la RAED, participaron el pasado 26 de octubre en el foro «Avances en neurociencias 2023», organizado por la Fundación Corachan con el apoyo de la Fundación Joan Oró. No pudo participar en el evento por problemas puntuales de salud el también académico de la RAED Daniel Turbón.
Tras la presentación de la jornada por parte de Prim, que presidió la inauguración y ejerció de anfitrión del evento, los ponentes analizaron los últimos tratamientos y recursos de la farmacología para combatir el dolor ocasional y el dolor crónico. En este sentido, Martínez-Pintor presentó el trabajo «Dolor crónico y factores biopsicosociales», en el que destacó la importancia de los factores biopsicosociales como la soledad, la desesperanza o la falta de cohesión social en la génesis, desarrollo y cronificación de la enfermedad para facilitar su comprensión y posterior tratamiento. Por su parte, Blesa expuso la ponencia «Malaltia d’Alzheimer i proteïnes cerebrals: incomptables, trasbalsades i enganxifoses…. Hi ha tractament? I prevenció?», donde explicó cómo cada tres minutos se diagnostica un nuevo caso de enfermedad de Alzheimer en el mundo y su avance es a día de hoy imparable, ya que el principal factor de riesgo es la edad y la población mundial está envejeciendo rápidamente, de ahí que junto a la investigación en la lucha contra la enfermedad se haga esencial establecer medidas de prevención y alerta temprana.
La cita acogió asimismo parte de los actos del centenario del nacimiento de Joan Oró Florensa, una de las figuras científicas más relevantes del siglo XX y uno de los científicos más comprometidos con el progreso de la ciencia y en especial del estudio del origen de la vida, y contó con la participación de su hijo, el reconocido neurocirujano John Oró, director del Instituto Chiari de Colorado y destacado miembro de la Asociación de Neurocirujanos de Estados Unidos, donde reside. Oró Florensa fue académico de la RAED y una de las figuras destacadas de su centenaria historia.
Nacido en Lleida en 1923, Oró destacó pronto en los estudios y se desplazó a Barcelona, donde se licenció en Ciencias Químicas. De origen modesto, tuvo que trabajar en la panadería familiar hasta que pudo pagarse el viaje y los estudios en Houston (Estados Unidos), adonde fue ya casado y con tres hijos. Dedicado a la investigación y la docencia, en 1959 descubrió la síntesis de la adenina a partir del cianuro de amonio o de hidrógeno, poderosos venenos. Estos experimentos abrieron la vía para otros que permitieron realizar la síntesis en laboratorio de todos los componentes de los ácidos nucleicos. Sus descubrimientos lo llevaron a postular la influencia de los cometas en la aparición de la vida sobre la Tierra, que recogió en su libro «El origen de la vida».
Desde 1962 participó en proyectos de investigación de la NASA y fue uno de los principales científicos que estudiaron las muestras lunares del Proyecto Apollo y de la atmósfera y superficie marcianas que analizó el Proyecto Viking. En 1973 presidió la primera reunión de la Sociedad Internacional para el Estudio del Origen de la Vida y creó en Lleida la Fundación Joan Oró para la promoción de la investigación científica. Regresó a España en 1994 e impulsó la construcción del Observatorio Astronómico del Montsec. Entre los premios con los que fue reconocido destacan la Medalla Narcís Monturiol al Mérito Científico y Tecnológico, la Gran Cruz de la Orden de Mérito Aeronáutico, la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña o la Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. En 2003 fue reconocido por el Rey Juan Carlos I como marqués de Oró por sus trabajos de investigación. Eligió para su escudo de armas la fórmula de la adenina.