Albert Bosch
Catedrático de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, presidente de la Sociedad Española de Virología y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914
Entrevista radiofónica en RAC-1 el pasado 14 de mayo de 2020
Albert Bosch, académico de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), lidera el proyecto impulsado por el Grupo de Virus Entéricos de la Universidad de Barcelona que ha detectado la presencia del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, en las aguas residuales de Barcelona correspondientes a marzo de 2019, un año antes de declararse la pandemia. «Hasta ahora, los niveles del genoma SARS-CoV-2 habían coincidido claramente con la evolución de los casos de Covid-19 en la población, haber encontrado la presencia de virus antes de que se diagnosticaran casos vendría a decirnos que muchos podrían haber sido confundidos durante meses con casos de gripe», explicó el experto, para quien la detección mediante la presencia del virus en las aguas residuales podría haber contribuido de manera decisiva a contener la pandemia.
«Haber detectado la difusión del SARS-CoV-2 con sólo un mes de anticipación habría permitido una mejor respuesta a la pandemia», señaló el académico. Su grupo de investigación está realizando muestras para determinar la presencia de este coronavirus y su evolución. Bosch confirma la presencia del SARS-CoV-2 en las aguas residuales, ya sin capacidad de infectar, se ha revelado como uno de los mejores indicadores de la difusión y evolución del virus.
«Las aguas residuales nos dan mucha información sobre lo que circula entre la población, y el virus dura más en las heces que a las vías respiratorias -señaló el académico diversas entrevistas antes de este decisivo descubrimiento que cuestiona la evolución de la pandemia e incluso el origen del virus-. Va a parar a las aguas residuales y se puede detectar. De esta forma nos podemos anticipar semanas antes de que haya casos, podemos detectar que el virus circula y podemos poner en marcha la maquinaria antes de que se esparza y nos pille de nuevo a contrapié».
Para llevar a cabo el estudio, el grupo dirigido por Bosch analizó las muestras semanales de dos plantas de tratamiento de aguas residuales de Barcelona que se conservan congeladas. El académico añadió que los rastros del coronavirus que llegan al agua no suponen ningún peligro para la salud ni medioambiental. La larga presencia del coronavirus en las aguas residuales pone también en cuestión el dato de que sólo el 6% de la población haya tenido contacto con él.