Mariàngela Vilallonga, catedrática emérita de Filología Clásica de la Universidad de Girona, presidenta de la Fundación Prudenci Bertrana y académica de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), protagonizó el pasado 11 de enero la serie de entrevistas que la asociación Amics del Liceu realiza con sus socios más notables a través de su canal de YouTube. Actuó como entrevistador el vicepresidente de la entidad, Marc Balcells.
La académica explicó que su afición por la ópera se la transmitió su padre, asiduo del Liceu en su época de estudiante en Barcelona y declarado wagneriano, aunque ella se declara una apasionada de «Tosca», la primera ópera de la que disfrutó en vivo, en su caso en el Metropolitan de Nueva York. «Hay mucha gente a la que la ópera italiana no le motiva, en particular si viene de tradición wagneriana, pero para mí esta es mi ópera. También «Turandot». Me gusta Giacomo Puccini«, explica.
De su época como consejera de Cultura y, por lo tanto, vicepresidenta del Patronato del Liceu, recuerda que supuso una de sus mejores experiencias en el cargo, pese a que tuviese que ejercerlo durante los peores meses de la pandemia. «Fue duro, porque si la cultura ya es precaria en aquellos momentos lo era aún más. Tuvimos que hacer una labor social. Yo me pasaba 12 horas en el ordenador. La cultura depende del público y en aquel momento no podíamos llevar al público a las salas», señala.
Vilallonga establece en la entrevista numerosos paralelismos entre las obras de la Antigüedad Clásica y las grandes obras operísticas, introduciendo también referentes de la literatura renacentista, moderna y contemporánea. Asimismo, recuerda como la poesía griega y latina no establecía ninguna distinción entre poesía y música, ya que cualquier composición estaba escrita para ser cantada, no leída. En cuanto a la actualidad, incide en la necesidad de potenciar la ópera catalana.
Tras su etapa como consejera de Cultura de la Generalitat de Cataluña entre marzo de 2019 y septiembre de 2020, un cargo por el que renunció a la vicepresidencia del Instituto de Estudios Catalanes, Mariàngela Vilallonga reemprendió su actividad docente hasta su jubilación el curso pasado. Desde mayo es, además, presidenta de la Fundación Prudenci Bertrana. En 2016 fue reconocida con la Creu de Sant Jordi, la máxima distinción que otorga la Generalitat, por sus investigaciones en literatura humanística latina de la Corona de Aragón. Recientemente, fue nombrada consejera del grupo editorial Grup62.