«Los catalanes son el 16% de la población española y pagan más de un 19% de los impuestos»
Oriol Amat, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y presidente de la Asociación Catalana de Contabilidad y Dirección, explica en un artículo divulgativo publicado por el diario El Punt-Avui por qué la financiación de Cataluña es uno de los puntos más candentes del debate soberanista planteado por la Generalitat. «Hay diversas causas que explican por qué una parte importante de los catalanes piensan que el futuro será mejor si Cataluña consigue la independencia y pasa a ser un nuevo estado de Europa. Se trata de causas como el deseo de ser, la conciencia de nación, culturales, económicas, de dignidad, el convencimiento de que España quiere eliminar sus signos de identidad… Y una que destaca en material económica: el décifit fiscal», explica Amat.
Para el académico, el método más equitativo para calcular el déficit fiscal catalán es el del flujo monetario. Eso lleva el saldo negativo para Cataluña por encima de los 14.000 millones de euros anuales. «El Estado ocultó esta información hasta el año 2008, en el que la presión de Cataluña consiguió que el Ministerio de Hacienda publicase las balanzas fiscales de 2005 con métodos consensuados por un grupo plural de expertos -argumenta-. El déficit fiscal catalán se situó entonces entre 10.000 y 14.000 millones de euros, dependiendo del método elegido. El último cálculo es de 2012 y lo ha publicado el Departamento de Economía de la Generalitat, ya que para hacer el cálculo requiere datos que el Estado proporciona con varios años de retraso. Esta balanza cuantifica el déficit fiscal entre 10.030 (carga-beneficio) y 14.623 millones de euros (flujo monetario)».
«El Estado recauda mucho en Cataluña y gasta poco. Los catalanes son el 16% de la población española y pagan el 19,4% de los impuestos. En contraste, la participación catalana en el gasto público es mucho menor (14%). Y si se elimina el gasto de Seguridad Social, puesto que se trata de un gasto no discrecional para el Estado, el gasto del Estado en Cataluña representa sólo el 11% de su gasto total», prosigue Amat.
Para el académico, si Cataluña ejerciese el poder tributario pleno podría acabar con su endeudamiento e incrementar la calidad de vida de sus ciudadanos. «Eliminando este déficit fiscal tan importante, Cataluña dispondrá cada año de 15.000 millones de euros más, la Generalitat va a generar superávit y en pocos años se puede cancelar toda la deuda pública. En definitiva, los catalanes pagan impuestos suficientes para tener unas cuentas públicas saneadas y un mejor estado del bienestar (educación, sanidad, gasto social y, en definitiva, justicia social)», concluye.