«El peso de Cataluña en el total de la inversión del Estado se reduce a un 9,1% cuando su contribución al PIB español representa un 19%»
Oriol Amat, catedrático de Economía Financiera en la Universidad Pompeu Fabra, presidente de la Asociación Catalana de Contabilidad y Dirección y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ha publicado en el diario digital Via Empresa el artículo «Pressupost estatal del 2018: més infrafinançament per a Catalunya», donde señala cómo en los Presupuestos Generales del Estado que ha presentado el Gobierno para su aprobación Cataluña sigue padeciendo un déficit de financiación y de inversión que «seguirá frenando la economía catalana y perjudicando al bienestar de sus ciudadanos».
Amat recuerda que según los cálculos realizados por la Generalitat con métodos consensuados por un grupo plural de expertos, la media del déficit fiscal de Cataluña de los últimos años se sitúa en torno a los 16.000 millones de euros (8% del producto interior bruto). «Son más de 43 millones diarios, importe superior al gasto diario de la Generalitat en sanidad, salud y gasto social», señala. En los Presupuestos que ha presentado el Gobierno, del total de inversión regionalizada, Cataluña recibirá 1.349 millones de euros, que representan el 13,3% del total de inversión del Estado. Sin embargo, destaca Amat, la población catalana representa el 16,2% del total de España y la contribución catalana al Producto Interior Bruto supera el 19% del total.
Aunque para el experto, los números aún deben considerarse más a la baja y el agravio para Cataluña es aún mayor, «ya que en la inversión regionalizada no se incluyen 4.662 millones de euros que el Estado invertirá básicamente en Madrid (museos estatales, ministerios y conexiones de Madrid con el resto de las comunidades autónomas) -argumenta-. Si tenemos en cuenta toda la inversión, el peso de Cataluña en el total de la inversión estatal se reduce hasta el 9,1%».
Amat también denuncia que buena parte de la inversión presupuestada para Cataluña no se ejecuta y eleva al 60% el grado de ejecución de los últimos años, mientras que en otras regiones se ejecuta más de lo que se presupuesta. «Es lógico que las regiones más ricas contribuyan con su solidaridad a mejorar las regiones más pobres, pero lo que no es justo es que Cataluña acabe más pobre que muchas regiones que reciben su solidaridad. Así lo pone de manifiesto el Índice Europeo de Progreso Social, que mide la capacidad de las regiones para cubrir las necesidades básicas de sus ciudadanos», concluye el académico.