August Corominas
Profesor de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico de número y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)

August Corominas, profesor de Fisiología Humana de la Universidad de Murcia y de la Universidad Autónoma de Barcelona y académico de número y miembro del Senado de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «Macrobotellón», escrito tras los graves incidentes que se produjeron en Barcelona durante las fiestas de la Mercè. El académico recuerda los estudios sobre alcoholismo, en particular entre los jóvenes, que ha venido desarrollando a lo largo de los últimos años con la también académica numeraria Rosmarie Cammany como con el investigador Xavier Altarriba, colaborador de la institución.

Macrobotellón

Durante las fiestas de la Mercè de Barcelona vimos, sin dar crédito, los desastres producidos por grupos de jóvenes que destrozaban todo lo que se encontraban en la vía pública o los escaparates que estaban al paso. Actuaban en grupos organizados, procedían de diferentes países y su número llegó a alcanzar los varios miles.

Hace unos 20 años que colaboro con los profesores Xavier Altarriba y Rosmarie Cammany en el estudio del consumo de alcohol entre los adolescentes. Estos chicos y chicas se reúnen en cualquier ciudad de este país en grupos de 20 a 40 para socializar, compartir ideas, hablar de amores o cualquier otra actividad. Son grupos mixtos que comparten problemas y buscan cierto contacto físico bebiendo cerveza, vino y licores baratos, de baja calidad. Fumando, tal vez algún porro, a primeras horas de la madrugada, solos o acompañados, regresan a sus casas. A veces con niveles ligeramente altos de alcohol.

Para nuestros estudios realizamos encuestas anónimas en las que se preguntaba: ¿Cuánto bebes? ¿Cómo lo haces? ¿Con quién bebes? ¿Dónde bebes? ¿Qué bebes? ¿En qué cantidad lo haces? ¿Fumas? ¿Usas drogas? ¿Vomitas? En otra parte de la encuesta  se preguntaban las costumbres de ingesta de vino o cerveza en casa. Normalmente, estos adolescentes no bebían nada en casa. Estos cuestionarios se recogieron manteniendo el anonimato en institutos con resultados interesantes y se realizaron varias presentaciones en trabajos de investigación en alguna facultad de Medicina.

Este tipo de botellones, sin embargo, son completamente distintos a los últimos macrobotellones. Convocados a través de las redes sociales, jóvenes de ambos sexos semienmascarados se dieron cita en diversas localizaciones. Mediante drones se estudiaron los desplazamientos de la marea humana. En estas aglomeraciones pasaba de todo, había como una prisa y nerviosismo por engañar la fuerza pública. Material contundente, barras de hierro, ladrillos del suelo… hubo rotura de cristales, requisas de vino y licores, peleas, apuñalamientos, coches y motos carbonizados, agresiones, agresiones sexuales. Intemperancia e instintos criminales, con orina y defecaciones.

Se registraron heridos de arma blanca y se practicaron unas 50 detenciones. Fueron lesionados, contusionados o heridos agentes de los Mossos de Esquadra y de la Guardia Urbana. En ocasiones, con riesgo de su propia vida. Fueron auténticas distopías sociales con deseo de dañar y destruir.  Alarma social que obliga a huir a los transeúntes. Se han perdido miles y miles de euros en diversas tiendas por robos y destrozos.

La realidad es que estos grupos reaparecen en marchas políticas y aficiones de fútbol. Existe el convencimiento de que hay muchos jóvenes extranjeros que forman parte de grupos organizados dirigidos con instintos criminales, con placentera satisfacción de la destrucción, las lesiones y los horrores del daño personal y los actos vandálicos. Una espiral de violencia con ataques directos con material contundente a los agentes de policía.

Por los lugares donde pasa o se detiene esta marabunta humana se acumulan escombros, cristales rotos, botellas tiradas, coches carbonizados, suciedad… Y, entre tanto, cuál es la actitud de políticos. Al parecer miraban a otro lado cuando lo milagroso fue que no hubiera ningún cadáver. ¿Es segura Barcelona? Tenemos una sociedad cruel, agresiva e inaceptable. Nos encontramos en una selva salvaje. ¿Qué sociedad deseamos? ¿Cuándo se producirá la próxima algarabía? Porque hay individuos dispuestos a atemorizar a la ciudadanía. Qvo vadis, Barcelona.