Francisco López Muñoz
Profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación y Ciencia y director de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Camilo José Cela. Académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Artículo publicado en el portal especializado The Conversation el 13 de mayo de 2021 y en el diario «ABC» el 15 de mayo de 2021
Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda el silenciado debate sobre la obesidad relacionada con la adicción a la comida que se ha instalado en los países avanzados en el artículo «Obesidad y adicción a la comida: un problema emergente de salud pública», publicado en el portal especializado The Conversation el pasado 13 de mayo y en el diario «ABC» el 15 de mayo. El académico firma este artículo junto a Gabriel Rubio Valladolid, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid.
Ambos especialistas parten de unos datos que señalan que en países como España el 39,4 % de la población adulta tiene sobrepeso y el 22,9 %, obesidad. Si esta tendencia continúa en incremento, se estima que en 2030 la cantidad de personas con exceso de peso aumentará un 16 % más, lo que supondría un coste añadido de 3.100 millones de euros anuales solo de costes médicos. Se considera obesidad cuando una persona tiene un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 30 kg/m². Un IMC igual o mayor de 40 kg/m² se considera obesidad extrema. El sobrepeso queda definido entre 25 y 29,9 kg/m².
Los autores apuntan que la llamada adicción a la comida podría estar relacionada con una tendencia a la obesidad y su base sería biológica. «Cada vez hay más apoyo a que la adicción a la comida podría relacionarse con un fenotipo presente en un subgrupo de personas con obesidad. Cuando se ha utilizado la escala de Yale para la adicción a la comida se ha constatado la presencia de este trastorno en pacientes que presentan atracones de comida, en quienes sufren frecuentes ciclos de adelgazamiento y engorde debido a las dietas y en personas con obesidad. Entre las personas con obesidad, la prevalencia de la adicción oscila entre el 15 y el 25 % y se considera el factor causal del desarrollo del sobrepeso. En un reciente trabajo realizado en población general norteamericana se ha confirmado que, de los 986 individuos representativos de ese país, el 15 % cumplía criterios de la adicción y se asociaba a la presencia de obesidad, edad joven, mujeres con elevado índice de masa corporal y a menores ingresos económicos», señalan.
Abundando en este argumento, López Muñoz y Rubio señalan que los estudios de imágenes cerebrales indican que los circuitos alterados en personas con obesidad son los mismos que se encuentran alterados en personas con adicción a drogas de abuso y pone en evidencia un desequilibrio entre los que motivan las conductas (por su implicación en la recompensa y el condicionamiento) y los que controlan e inhiben las respuestas de alimentación. «En los individuos vulnerables, el consumo de alimentos apetecibles, en grandes cantidades, puede alterar el equilibrio normal entre estos circuitos. Esto da lugar a un mayor valor hedónico de los alimentos y a un debilitamiento del control inhibitorio. La exposición prolongada a dietas hipercalóricas también puede alterar directamente el aprendizaje condicionado y, por tanto, reajustar los umbrales de recompensa en esas personas», explican los autores.
Esta base cerebral del sobrepeso puede permitir actuar de una forma concreta para paliar el problema en este tipo de personas, ya que para los dos estudiosos, desconocer que al menos un subgrupo de personas con obesidad pueda tener adicción a la comida tiene importantes repercusiones para la planificación de un tratamiento específico.