José Ramón Calvo, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y presidente de su Instituto de Cooperación Internacional, participó el pasado 22 de mayo en el acto de entrega de las distinciones Dama de la Lámpara Florence Nightingale, un reconocimiento impulsado por la Fundación Sandra Ibarra y el Departamento de Enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) que pretende dar visibilidad y destacar la buena labor de las enfermeras de unidades oncológicas de los hospitales de la Comunidad de Madrid. Estas distinciones tratan también de reivindicar la importancia de escuchar a los pacientes, ya que han sido ellos quienes, mediante las votaciones en más de una veintena de hospitales de la Comunidad, han decidido a qué profesionales otorgar su reconocimiento.

El acto se celebró en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la UAM y estuvo conducido por la periodista y escritora Yolanda Guerrero. La mesa presidencial estaba constituida por el rector, Rafael Garese; el embajador de Reino Unido en España, Simon Manley; el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero; la gerente de Cuidados del Servicio Madrileño de Salud, María Lourdes Martínez; el decano de la Facultad de Medicina, Juan Antonio Vargas; la presidenta de la Fundación, Sandra Ibarra, y la directora del Departamento de Enfermería de la UAM, Eva García Perea.

Calvo realizó una breve disertación motivadora dirigida a los profesionales de enfermería presentes en el acto y concluyó su intervención con un audio con la voz de Florence Nightingale que generó una gran emoción entre los asistentes. Florence Nightingale fue la precursora de la enfermería profesional y da nombre al juramento que los profesionales de la Enfermería realizan al graduarse. Se la conoce como la Dama de la Lámpara a raíz de un artículo que «The Times» publicó en 1855 sobre su trabajo con los heridos en la Guerra de Crimea en el que se explicaba cómo visitaba por las noches a sus pacientes con una lámpara de aceite en la mano, cuidadosa, para vigilar su estado sin molestarles.