Daniel Turbón, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y catedrático emérito de Antropología Física de la Universidad de Barcelona, ha realizado un estudio sobre predicción y diagnóstico de la edad en individuos menores de 21 años en la revista Internacional Journal of Legal Medicine junto a otros investigadores de la misma universidad. El trabajo lleva por título «Reliability of the Greulich and Pyle Method for Chronological Age Estimation and Age Majority Prediction in a Spanish Sample» y aporta una sensible mejora a la predicción y al diagnóstico de la edad ósea en una amplia muestra de población caucásica residente en Barcelona, cuyo método de clasificación podría aplicarse a otras poblaciones.
La edad biológica concierne al grado de maduración del organismo, se utiliza como índice de desarrollo somático en un gran número de campos de estudio, define el estado complejo de desarrollo y crecimiento de un individuo y puede considerarse como el proceso de envejecimiento psicológico, bioquímico, mental y anatómico. En algunos casos, la edad biológica puede diferir significativamente de la edad cronológica del individuo. La edad biológica es, pues, la edad aparente, la que se aprecia en alguien que representa los años que tiene por su edad cronológica. Se debe a que el envejecimiento no se produce al mismo ritmo en cada persona. Es más, cada uno de nuestros tejidos, órganos y sistemas envejecen a ritmo diferente. Aunque nuestra edad biológica sólo podría entenderse como un promedio de cada uno de estos elementos, a efectos prácticos se utiliza la edad ósea.
El método más empleado es el de Greulich&Pyle, que permite la determinación de la edad ósea de un individuo a partir de la comparación directa de la imagen radiológica con patrones, separados por sexos, que abarcan desde el nacimiento al comienzo de la edad adulta. los patrones fueron elaborados con radiografías de niños norteamericanos de clase social alta realizadas entre 1931 y 1942. Su sencillez compensa la mayor precisión de otros métodos más complejos aparecidos posteriormente.
Lo que viene a aportar la publicación de Turbón es la cuantificación del error sistemático del método con la población estudiada, ofreciendo los factores de ajuste para reducirlo. Así como el error aleatorio, que se produce debido al crecimiento diferencial entre individuos, aportando una nueva metodología de clasificación en dos grupos (mayor y menor de edad) o en tres grupos (mayor de edad, menor de edad e indeterminado). Los resultados obtenidos han permitido delimitar el error en la predicción de la edad cronológica, con o sin ajuste, cuando se desconoce. Con ello el citado método gana en precisión, manteniendo su sencillez práctica y agilizándose su aplicabilidad a los colectivos de inmigrantes, a la identificación de menores de edad o a la identificación de desaparecidos por crímenes, accidentes o en catástrofes.