La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y la Academia de Ciencias Veterinarias de Catalunya (ACVC) celebraron el pasado 22 de julio de forma conjunta una solemne ceremonia de Consolatio en homenaje a Antonio Concellón, académico numerario de ambas instituciones. Maria Ángels Calvo, académica de número y vicepresidenta de la RAED y a su vez académica numeraria de la ACVC presentó un acto que estuvo presidido por Josep Llupià, presidente de la Academia de Ciencias Veterinarias. Pere Costa Batllori, académico emérito de la RAED, fue el encargado de glosar la figura del finado.
Concellón, como destacó Costa Batllori, descubrió pronto su vocación por la Veterinaria y pudo cumplir su deseo al obtener el título de la entonces Escuela Superior de Veterinaria de Zaragoza. Posteriormente cursó el doctorado y defendió su tesis en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, obteniendo la máxima calificación. Profesionalmente fue un trabajador inquieto e incansable y quien le conocía bien lo describía como un hombre absorto en su trabajo y en su futuro. Su labor de investigación lo llevó a ser miembro de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de España, de la Academia de Ciencias Veterinarias de Catalunya, de la Real Academia Europea de Doctores, a la que se incorporó en 1967, y de la Real Academia de Medicina de Catalunya.
Fue galardonado con varias distinciones científicas del ámbito de la veterinaria, entre las que destacan el premio Farreras, el premio Darder, el premio Vidal y Munné, otorgado por el Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona, y las encomiendas del Mérito Agrícola y Civil de Sanidad. Bajo el punto de vista docente, en el transcurso del acto se destacó su activa y desinteresada participación en la docencia de algunas asignaturas de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, cuando en los primeros cursos de su existencia era difícil contar con profesores a plena dedicación.
«Concellón fue siempre un hombre fiel a sus ideas políticas y religiosas. Gran amante de su tierra natal, fue un socio muy querido y respetado de la Casa de Aragón en Cataluña o Centro Aragonés de Barcelona, gran conversador y tertuliano incansable. Amigo de sus amigos, gran luchador y polifacético. Y sin lugar a dudas, una de sus grandes pasiones fue su familia, su esposa, María Antonia, que nos dejó muy pronto, sus hijos y sus nietos», destacó Costa Batllori. En nombre de la familia, su amigo y colaborador Ramón de Pablo destacó algunos aspectos de la vida científica y profesional de Concellón. Cerró el emotivo acto su hija, Cristina Concellón, quien tras agradecer el homenaje habló de su faceta como esposo y padre y la labor que desarrolló a lo largo de su vida en favor de la Veterinaria.