La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) prosigue con la serie que dedica a los académicos más notables de su centenaria historia y dedica esta vigésima entrega, como las tres anteriores, al cuarto de los presidentes que ha tenido desde su fundación a principios del siglo XX hasta completar un ciclo dedicado a todos sus máximos representantes institucionales ya desaparecidos. En este caso se recuerda la figura de Jorge Xifra Heras, que ocupó el cargo de decano-presidente de la ya denominada Academia de Doctores del Distrito Universitario de Barcelona entre 1964 y 1979. Otra de las grandes figuras de la ciencia y el pensamiento que han formado parte de la RAED y que la actual Junta de Gobierno quiere agradecer, reconocer y reivindicar, en el convencimiento de que quien no tiene memoria, no tiene futuro. La selección de estos selectos académicos, de todos los ámbitos del conocimiento, es fruto de la investigación llevada a cabo para la publicación del «Libro del Centenario» de la Real Academia, editado hace ya tres años. Personalidades que trascienden su contexto histórico para aparecer hoy en día como referentes del saber.
Nacido en Figueres en 1926, Xifra se doctoró en derecho y en Ciencias Políticas y asumió la Cátedra de Derecho Público, Teoría del Estado y Sociología de la Universidad de Barcelona. Asimismo, en 1963 fue designado director del Instituto de Ciencias Sociales de la Diputación de Barcelona y de la Escuela Superior de Relaciones Públicas de la Universidad de Barcelona, una institución muy vinculada a la academia durante sus años como presidente. Fue también vicepresidente de la delegación española de la Asociación Internacional de Estudios e Investigaciones sobre la Información. Es autor de obras de referencia como «El condado (the county) en el Reino Unido y en los Estados Unidos», «Formas y fuerzas políticas», «La información. Análisis de una libertad frustrada», «Instituciones y sistemas políticos. La estructura constitucional de España», «Introducción al estudio de las modernas tendencias políticas: ensayo sobre la intensidad y subjetivación del poder», «Las ideologías del poder en la antigüedad», «Constitucions, partits i autonomies (1808-1978)» o «Introducción al estudio de las modernas tendencias políticas», entre otras. Su labor docente e investigadora le valieron el reconocimiento con la Orden de Isabel la Católica.
Elegido presidente de la Academia tras la desaparición de Guillermo de Benavent, su labor se centró en dotar a la institución de un ciclo de actividades de contenido académico con destacadas figuras de todos los campos del saber, la edición de los primeros Anuarios con los trabajos científicos presentados y la puesta en marcha de una intensa actividad interna mediante la convocatoria regular de juntas generales ordinarias y extraordinarias. En esta época, la Academia inicia una relación institucional fluida con el Ayuntamiento y la Universidad de Barcelona, donde establece su sede.
El mandato de Xifra destacó también por la activación de la Academia aumentando el número de miembros, que llegaron a superar los 250 académicos numerarios y los 50 de honor, y dotándola de un presupuesto acorde con su actividad. Son años en los que la Junta de Gobierno aprueba el ingreso como académicos de honor de destacadas figuras y que la institución se profesionaliza puntualmente y realiza sus primeros contratos para la organización de algunos eventos, como el primer Simposio del Doctorado, y en los que las inauguraciones de cada curso académico se convierten en un acontecimiento de referencia. En 1977, aún bajo la presidencia de Xifra, la institución pasa a denominarse Academia de Doctores de Cataluña y Baleares.