La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) lamenta profundamente la pérdida, el pasado 8 de agosto, de su académica electa Catalina Ruiz, catedrática de Física Aplicada en la Universidad de La Laguna y colaboradora habitual de la RAED. Galardonada con el Premio Canarias de Investigación, desempeñó su labor profesional en el Laboratorio de Rayos X y Materiales Moleculares de la Facultad de Ciencias de la universidad tinerfeña hasta que la enfermedad se lo permitió. Sus líneas de investigación se dirigieron a la nanotecnología, cristalografía, difracción, materiales moleculares, ingeniería cristalina, caracterización estructural, relación estructura-propiedad y magnetismo molecular. Participó en más de doce proyectos de I+D en convocatorias públicas, dentro y fuera de España. Asimismo, colaboró en más de 290 publicaciones y documentos científicos-técnicos. También participó en contratos de I+D de especial relevancia con empresas en numerosos congresos, cursos y seminarios y dirigió más de una decena de tesis doctorales. Una desaparición que se produjo el pasado 8 de agosto y que se suma, también este verano, a las de otro reconocido físico también vinculado a la Academia: Luis Ruiz de Gopegui, que fue el responsable español del control de las misiones lunares del proyecto Apollo de la NASA.
José Ramón Calvo, académico de número y presidente del Instituto de Cooperación Internacional de la RAED, glosa la figura de ambos: «Conocí personalmente a los dos y de ambos guardo un recuerdo entrañable, aunque debo decir que mientras que el contacto con Ruiz de Gopegui fue más ocasional, con motivo de su participación en el año 2006 en el Campus de Excelencia celebrado ese año en Fuerteventura, donde brindó una exposición magistral y participó un debate posterior sobre la llegada del hombre a la Luna con una astronauta de la NASA. La relación con Caty Ruiz fue muy estrecha y fue mucho más que una relación profesional. De ella admiré su perseverancia, su talento para la ciencia, su pasión por la investigación y sobre todo su bonhomía. Era sobre todo y por encima de todo una bellísima persona. A pesar del maltrato que sufrió en determinados momentos de su carrera profesional por parte de algunos de sus colegas universitarios, fruto evidente de la envidia y la mediocridad que lamentablemente afecta de manera sistémica a muchas áreas de la universidad española, nunca le oí una mala palabra, nunca se quejó de esas injustas y malintencionadas opiniones que a pesar de afectarla, combatía con la fuerza de la verdad, de su espíritu emprendedor y sobre todo como lo hacen los más grandes científicos, con sus aportaciones profesionales incuestionables».
Ruiz fue alumna destacada y distinguida del premio Nobel de Química Robert Huber, que dirigió su tesis doctoral en el Instituto Max Planck. Allí compartió laboratorio, despacho, éxitos y sinsabores con otros dos ganadores del Nobel de Química: Johan Deissenhofer y Hartmut Michel. La académica electa era un referente en muchos países de Latinoamérica, sobre todo en Perú, en donde fue asesora del Gobierno y adonde viajaba con frecuencia. Su último proyecto, que lamentablemente no se podrá ya realizar, era una Conferencia Nobel en Arequipa en la que la Real Academia también iba a participar. «Su tesón, su voluntad e ilusión era tal que hasta hace menos de dos meses estuvimos hablando para ver cómo se podía llevar adelante ese proyecto, cuando su estado lo permitiera, a pesar de saber ambos que la terrible enfermedad que hace un año le diagnosticaron hacía muy difícil que nada de esto pudiese materializarse», explica Calvo.
La Junta General de la RAED la eligió por unanimidad como académica de número «y en una de nuestras últimas conversaciones, a mediados de mayo, me decía que en cuanto se recuperara quería acabar su discurso de ingreso. Así era Catalina Ruiz, la única mujer que ha recibido hasta ahora el máximo galardón que otorga el Gobierno de la Comunidad Canaria para distinguir a sus mejores científicos, además del Premio Linus Pauling que otorga la Real Sociedad de Química británica, la Medalla de Honor Hermilio Valdizán de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán de Huánuco o la mención especial de la prestigiosa Fundación Humbolt«, concluye el presidente del Instituto de Cooperación Internacional.