Albert Estrada, académico correspondiente de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y conservador jefe del Gabinete Numismático de Cataluña, ha donado a la Biblioteca de la Academia su libro «La Real casa de la moneda de Barcelona. Las cecas reales y los colegios de obreros y monederos en la Corona de Aragón (1208-1714)», editado por la Universidad Pompeu Fabra dentro de su colección de Estudios de la Historia del Derecho. La obra es la versión en español, revisada y ampliada, de su segunda tesis doctoral, dirigida y ahora prologada por su director, Salvador Claramunt. El trabajo obtuvo la calificación de excelente cum laude.
La obra estudia el régimen jurídico e institucional de la Real Fábrica de Moneda de Barcelona a lo largo de cinco siglos, en los que aborda la evolución de las normas y leyes en la fabricación de moneda en la Corona de Aragón. Asimismo, el autor también estudia desde esta perspectiva institucional la constitución y el funcionamiento del Colegio de Obreros y de Monederos. El estudio acaba demostrando que la Ceca Real de Barcelona fue un modelo moderno e innovador que inspiró a otras fábricas de moneda.
«Este estudio trata de comprender la Ceca Real de Barcelona desde su interior distinguiendo, en primer lugar, su función de taller en el que se verificaba la fabricación de moneda. En segundo lugar, el Capítulo como órgano en el que se regía la vida social y profesional corporativa. Finalmente, la Corte de los alcaldes como tribunal particular en el cual se resolvían los conflictos internos, pero también externos, como resultado del fuero propio del que disfrutaban los obreros y los monederos por privilegio. Los conflictos con otras autoridades jurisdiccionales son objeto de análisis detallados y nos permitirán conocer mejor el ensamblaje del organismo y de su personal en el entorno social e institucional», explica el propio Estrada en el prólogo del libro.
La fabricación de moneda en Barcelona ha sido una actividad continuada, aunque con abruptas interrupciones, desde tiempos altomedievales hasta la segunda mitad del siglo XIX. La ciudad, además, conserva el edificio que ha albergado esta ingente producción durante buena parte de la historia. De ahí que su estudio resulte tan necesario como apasionante.