José Ramón Calvo, presidente del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la RAED, explica su relación con los Nobel y avanza un futuro programa académico
José Ramón Calvo, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y presidente de su Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias, avanza en una entrevista concedida a Diario Médico el futuro programa «Yo también puedo ser premio Nobel» que pondrá en marcha la RAED en un futuro. «El nombre ya dice mucho: jóvenes seleccionados a punto de entrar en la universidad, de 17-20 años, tutorizados por galardonados, a los que estimular para escoger una carrera científica y un enfoque hacia el descubrimiento. Es evidente que requiere de un soporte de la Administración. Lo concebimos como un programa ADO de la ciencia, y todos sabemos que, con los años, el ADO deportivo cristalizó en la obtención de medallas olímpicas», adelanta Calvo.
El académico explica en esta publicación especializada cómo empezó su relación con los Nobel hace ya más de dos décadas y cómo han influido en su carrera, hasta el punto de dedicar buena parte de sus esfuerzos a crear programas de divulgación de sus experiencias y conocimientos a través del contacto con estudiantes y jóvenes investigadores y experiencias compartidas. «En 1993, el rector de la Universidad de Las Palmas me ofreció organizar unas jornadas internacionales para el quinto aniversario de la institución. Le dije que traería a nueve premios Nobel y que las inauguraría la Reina -explica Calvo-. Luego se me ocurrió organizar el Campus de Excelencia en las islas Canarias, en el que convivieron científicos con el Nobel y otros expertos con estudiantes jóvenes».
«Mi objetivo ha sido siempre despertar las vocaciones científicas en chicos con talento y predisposición -prosigue-. Se celebraron cinco ediciones del Campus, de 2005 a 2009, y en total participaron una cincuentena de científicos Nobel, que cohabitaban en un hotel con doctorandos. Estos recibían feedback, consejo y crítica en sus proyectos de doctorado, y me consta que para la mayoría fue un momento estimulante en su crecimiento personal y académico. Tras el Campus, he seguido invitando a galardonados a foros y ciclos de conferencias».
El académico asegura que de su larga relación con los Nobel ha aprendido que en la perseverancia, junto al trabajo y el talento, está la línea que separa al investigador que acaba llegando a su meta y el que se queda en el camino. Y encuentra tres rasgos en común entre todos los galardonados con los que ha tenido relación, al margen de su campo científico: «una curiosidad sin límites, pasión por lo que hacen y esa perseverancia a prueba de bomba, porque donde otros abandonan ellos siguen buscando».
Por último, Calvo asegura que para fabricar premios Nobel el único secreto está en la apuesta firme y decidida por la investigación, algo en que España no se tiene muy en cuenta. «En España, la inversión en ciencia, tecnología y estímulos a la investigación es paupérrima. No es invierto y consigo, es invierto, espero y ya veremos. Y nuestras universidades tampoco están orientadas a atraer talento externo. Una excepción es la Icrea, la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados, que capta ese talento y lo presta a las universidades. Los logros científicos necesitan de un ecosistema adecuado».