La Fundación Clarós, fundada hace dos décadas por Pedro Clarós, académico de número y vicepresidente de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), acumula ya más de un centenar de proyectos solidarios completados en África, Asia y Europa que ha liderado el propio académico. El último se desarrolla actualmente en Camerún. «Empezamos con la Fundación a principios de los años 90 del pasado siglo. Todo llegó porque en los cursos que imparto en nuestra Clínica empezaron a llegar muchos especialistas extranjeros para formarse. Unos médicos indios me invitaron después de estar un tiempo en Barcelona a realizar unas operaciones en su país. Fui con otros tres colaboradores a Delhi y la experiencia fue muy positiva. De hecho, la fuimos repitiendo varios años. A finales de esa década un amigo me propuso ir a Rumanía para participar en una experiencia similar», explica Clarós en una entrevista que publicará Tribuna Plural, la revista de la RAED, en su próxima edición.
«El punto de inflexión, curiosamente, lo puso Montserrat Caballé, una paciente y una amiga que ya en el año 2000 me dijo: ‘Doctor, usted tiene que crear una fundación para canalizar todos estos proyectos. Póngala en marcha y yo seré la madrina’ -prosigue Clarós con su explicación-. Y dicho y hecho, así es como constituimos la fundación legalmente. A partir de ahí incorporamos otros proyectos y otros países: Senegal, Gabón, Camerún, Etiopía, Kenia, Gambia, Cabo Verde, los dos Congos, Sudán… y seguir con India. Y como llegó el momento en que nos encontramos con unas limitaciones de tiempo y de personas decidimos establecer la actividad de la fundación en seis o siete misiones al año, que es lo que hemos mantenido hasta ahora. Ya hemos alcanzado la misión 102 y ahora vamos a por la 103, en Camerún».
A las labores de la Fundación en estas misiones se suman las becas que también puso en marcha para médicos extranjeros sin recursos. Es así cómo Clarós ha formado ya a 25 becarios de países como Rumanía, Rusia, Armenia, India, Congo, Senegal, Camerún, Chad o Polonia. Estos becarios aprenden técnicas quirúrgicas y preparan artículos científicos. Su estancia en España es de entre seis meses y un año. «Es una faceta de mi vida que adoro, porque ha venido como ha venido y yo me muestro muy satisfecho», concluye Clarós.