Jesús Alberto García Riesco

Jesús Alberto García Riesco

Jesús Alberto García Riesco, coronel del Ejército de Tierra, miembro de la Asociación Española de Militares Escritores y colaborador de la Real Academia Europea de Doctores (RAED), analiza en el artículo «La moral en el umbral del cuarto año de la Guerra en Ucrania», publicado por el diario digital Cantabriadirecta, la evolución de la moral de combate en Rusia y Ucrania cuando el conflicto alcanza ya los cuatro años desde que se desencadenó por la invasión rusa de parte del territorio ucraniano para deponer al Gobierno de Volodímir Zelenski, destacando que la voluntad de vencer sigue siendo un factor decisivo tanto en el frente militar como en el político y social. Recientemente, el experto compartió con la comunidad académica la publicación «Drones y moral de combate», aparecido en el periódico digital La Crítica, donde abordaba uno de los aspectos de este mismo conflicto que han transformado la guerra contemporánea.

Para García Riesco, Rusia ha conseguido mantener alta la moral gracias a una fuerte cohesión social, el orgullo nacional y una narrativa basada en la espiritualidad y la memoria histórica. Según encuestas recientes, tres de cada cuatro rusos respaldan la «operación especial» en Ucrania, como el Kremlin denomina a esta guerra, y creen en una victoria final.

Este apoyo se asienta en la percepción de Rusia como potencia mundial respetada, incluso a costa del bienestar individual, y en una narrativa que exalta el sacrificio colectivo frente a un Occidente considerado hostil. En contraste, Ucrania muestra signos de desgaste moral. Aunque la población ha demostrado una notable resiliencia y una profunda voluntad de libertad, la fatiga bélica, la falta de apoyos internacionales sólidos y las divisiones internas minan el entusiasmo inicial. Cada vez más ucranianos reclaman negociar el fin del conflicto y desconfían del sistema de reclutamiento obligatorio, agravado por la coerción y las largas rotaciones sin relevo. El número de deserciones en sus fuerzas armadas superaría ya las 250.000 desde el inicio de la guerra.

El coronel en la reserva destaca que Moscú, con una estructura más estable y un reclutamiento incentivado económicamente, mantiene un flujo constante de voluntarios y rotaciones que refuerzan su moral. El Kremlin, además, ha sabido cohesionar a su sociedad en torno a un relato nacionalista que combina tradición, orgullo y miedo a la decadencia. El autor advierte que Europa occidental observa con indiferencia una guerra que también le concierne. La falta de voluntad colectiva y la pérdida del sentido del deber podrían convertirla en el eslabón débil ante futuras amenazas. García Riesco concluye que la voluntad de vencer no es una virtud opcional, sino un activo estratégico esencial para la defensa y la supervivencia de las democracias ante un mundo cada vez más beligerante.

«La moral de combate, la voluntad de vencer, es un concepto sustancial en el alma rusa; los rusos dan prioridad a la comunidad sobre el individuo, por lo que están dispuestos a luchar para que su país sea una gran potencia que tener en cuenta por un Occidente que, consideran, no les ha respetado. Ucrania, también eslava, ha dado muestras colectivas de gran coraje, pero su voluntad de vencer, basada en un entusiasta protagonismo ciudadano sin solidez estatal, se va quebrando en la medida en que no siente el apoyo de una Europa que no quiere entender que el conflicto ucraniano también es su guerra», resume.

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