Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación, Ciencia y Doctorado de la Universidad Camilo José Cela, miembro fundador del Comité de Observación del Observatorio de Derechos Humanos de España, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina del País Vasco, miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes Militares y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda la controvertida muerte del opositor ruso Alexéi Navalni en una prisión de máxima seguridad en el artículo «Así actúa Novichok, el agente tóxico que estaría detrás de la muerte de Navalni», que se publicó en el diario «ABC» el pasado 19 de febrero. López Muñoz firma este artículo junto a Alejandro Romero Martínez, profesor de Toxicología de la Universidad Complutense de Madrid. Ambos ya publicaron, en el portal especializado The Conversation, los artículos «¿Qué es novichok, ese arma letal empleada contra disidentes rusos como Navalni?», «La tragedia de los gases de la muerte durante la Gran Guerra» y «Los nazis descubrieron los agentes neurotóxicos como armas de guerra química».
«Novichok (recién llegado o novato, en ruso) es el nombre con el que se ha bautizado a la cuarta generación de armas químicas supuestamente desarrolladas en la extinta Unión Soviética entre los años 70 y 90 del siglo pasado. La muerte del opositor Alexéi Navalni, que podría estar relacionada con Novichok tal y como ha denunciado su viuda, ha vuelto a poner de actualidad una sustancia que fue diseñada para no ser detectada por las herramientas disponibles por las fuerzas de la OTAN», inician los dos estudiosos su artículo. Para ambos, estas sustancias son capaces de penetrar en el cuerpo del enemigo independientemente de las medidas de protección existentes en el momento, son seguros de transportar y almacenar y sus efectos carecen de tratamiento. Además, no estaban incluidos en la Convención de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas. Todo ello los hace especialmente atractivos tanto para fines terroristas como de guerra química y son calificados por algunos expertos como el grupo de agentes nerviosos más mortales que jamás se han desarrollado.
López Muñoz y Romero Martínez alertan de que actualmente no existe información disponible sobre la protección y descontaminación frente a este tipo de agentes letales. «Los Novichok representan hoy un motivo de enorme preocupación en el campo de las armas químicas. Hay muchas incertidumbres que aún deben aclararse. Una elucidación urgente, completa e indudable de sus estructuras químicas y propiedades es fundamental para entender mejor los riesgos reales que plantean estos compuestos y para el desarrollo de una protección eficaz, lo que permitirá el descubrimiento de los antídotos más adecuados y el desarrollo de protocolos biológicos y analíticos para la identificación de su uso indebido», concluyen. De hecho, su descubrimiento se debe en buena parte a la publicación del libro «Secretos de Estado: una crónica interna del programa ruso de armas químicas», del disidente y científico ruso exiliado en Estados Unidos Vil Mirzayánov, que denunció a la Unión Soviética por haber desarrollado, bajo un programa secreto, el grupo de los primeros agentes Novichok.
Reconocido divulgador de la historia contemporánea, la literatura española de los Siglos de Oro y la medicina y farmacología, López Muñoz es doctor en Medicina y Cirugía y doctor en Lengua y Literatura Españolas, especialista en Medicina Farmacéutica y diplomado en Estudios sobre el Holocausto por la Escuela Internacional para los Estudios del Holocausto de Yad Vashem, en Jerusalén. Es investigador del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre de Madrid y miembro de prestigiosas academias científicas internacionales. Ha participado en numerosas investigaciones y es autor de monografías y artículos en sus áreas de investigación.