Carlos Cortina, delegado para España de las Órdenes Dinásticas de la Casa Real de Saboya y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), comparte con la comunidad académica el artículo «¡Salve, Estrella de los Mares!», en el que explica el oficio religioso que se celebró el pasado 14 de julio, día de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, en la Parroquia Castrense de Barcelona, en la Ciutadella, en presencia de los principales mandos de las Fuerzas Armadas y de la Armada en Cataluña junto a otras autoridades civiles y representantes de diversas órdenes y asociaciones. Durante la celebración, la imagen de la Virgen del Carmen fue llevada en procesión por marinos uniformados de gala.
La Santa Misa fue presidida por Javier Orpinell Marco, capellán mayor de la circunscripción eclesiástica castrense y párroco de plaza, quien realizó plegarias por el papa Francisco, la convivencia en España, las Fuerzas Armadas y la Armada. Cortina se refiere en concreto a la larga historia de la Armada Española, mencionando algunos de sus hitos y, en el presente, su participación en ejercicios de la OTAN y su colaboración y apoyo en eventos náuticos. Y destaca el grupo de guardiamarinas del buque de formación Juan Sebastián Elcano, que recaló recientemente en Barcelona, y que cantaron la Salve Marinera como agradecimiento a la sociedad catalana.
Como explica Cortina, la celebración del Día de la Virgen del Carmen en la Comandancia Naval de Barcelona tiene un significado especial para los marinos y para la comunidad naval en general. La Virgen del Carmen es considerada la patrona de los marineros y se le atribuye la protección y el cuidado de aquellos que se dedican a la navegación. La festividad es una oportunidad para que los marinos expresen su devoción y agradecimiento a la Madre de Dios por su intercesión y protección en sus actividades en el mar.
La presencia de buques y personal naval en la celebración resalta también la importancia de la Armada Española y su compromiso con la seguridad y el bienestar de la sociedad. Es un recordatorio de la labor que realizan los marinos en la defensa y protección de las costas y aguas españolas, así como en la participación en ejercicios y misiones internacionales. «La advocación mariana del Carmen toma su nombre del Monte Carmelo de Israel, de significado ‘viñedos de Dios’, y resulta llamativo, peculiar y
elocuente el cromatismo terroso de la túnica de la Virgen, como si quisiera recordar a los hombres que faenan en la mar y a nuestros marinos, la tierra y el hogar que les aguardan a su regreso. O, quizá, evoque el simbolismo de aunar al mar y a los océanos, la tierra, el aire envolvente que nos conduce al cielo y al fuego de la pasión encendida y noble de los lobos del piélago, los cuatro elementos de Empédocles de Agrigento cristianizados», explica Cortina.
El académico concluye su particular homenaje a la celebración evocando las palabras que dirigió a los presentes el comandante naval de Barcelona, Javier Moreno, tras recordar el papel de la Armada en la actual guerra de Ucrania y antes de la interpretación de su himno, con el que concluyeron los actos: «En definitiva, la Armada hace y hará lo mejor que sabe hacer, trabajar por el bienestar y la paz de la sociedad, y servir a España».
Cortina ha desarrollado su actividad profesional e investigadora en las disciplinas de ceremonial, protocolo y relaciones públicas, desempeñando el cargo de jefe de Relaciones Institucionales y de Protocolo en diversas empresas e instituciones públicas. Es autor de obras de referencia en el ámbito del protocolo como el «Reglament de Protocol, Cerimonial, Honors i Distincions per als Ajuntaments» (2010). Socio fundador de la Asociación Catalana de Protocolo y Relaciones Institucionales, ha sido distinguido con la Medalla de Plata y la Medalla de la Constancia de la Cruz Roja (1991 y 1992), la Cruz Oficial de la Orden del Mérito Civil (2000), el Premio Nacional de Ceremonial y Protocolo Marqués de Mondéjar (2001), el Premio Nacional de Protocolo y Relaciones Institucionales (2017), la Medalla de Oro del Papa León XIII para la Custodia de Tierra Santa (2019) y la Medalla Benemerenza de Oro de la Orden Constantiniana (2021).