Francisco López Muñoz
Profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación y Ciencia y director de la Escuela Internacional de Doctorado de la Universidad Camilo José Cela. Académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)

Artículo publicado en el portal Infobae el 15 de marzo de 2021

Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología de la Universidad Camilo José Cela y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), reflexiona sobre la tortura y malas praxis ejercidas a conciencia por los médicos en el artículo «El tenebroso doctor Shirō Ishii, el mayor criminal de guerra médico de la historia que jamás fue juzgado», publicado en el portal Infobae el pasado 15 de marzo. El académico firma este artículo junto al profesor de los departamentos de Psicología y Criminología de la Universidad Camilo José Cela Francisco Pérez Fernández. Ishii fue un microbiólogo y teniente general del Ejército Japonés que puso a prueba en humanos armas químicas y biológicas y sus capacidades para resistir diferentes tipos de torturas. Se calcula que unas 12.000 personas habrían muerto en sus ensayos.

doctor Shirō Ishii«En el marco de la Segunda Guerra Sinojaponesa (1937-1945), y coincidiendo en parte con la Segunda Guerra Mundial, el Ejército Imperial japonés desarrolló un ambicioso programa de investigación de armas biológicas y químicas, poniendo en marcha experimentos a gran escala con seres humanos. Para ello fueron creadas una serie de unidades de investigación médica, planificadas por el microbiólogo Shirō Ishii, posteriormente teniente general del Ejército Imperial. A ellas se atribuyen miles de crímenes, así como horrendos experimentos médicos. Ishii fue el responsable máximo del desarrollo de estos programas de investigación, focalizados inicialmente en el perfeccionamiento de armas de guerra químicas y biológicas», inician los dos expertos su artículo.

López Muñoz y Pérez Fernández esbozan la trayectoria de este facultativo, que estuvo dos años en Europa recibiendo formación específica sobre los efectos de las armas biológicas y químicas durante la Primera Guerra Mundial. Ya en el Ejército Japonés organizó un departamento de Inmunología dedicado a investigaciones sobre guerra biológica. «La toma de Manchuria por el Ejército Japonés dio a Ishii la oportunidad de utilizar seres humanos en sus investigaciones. En 1932 comenzó sus experimentos preliminares sobre guerra biológica en zonas ocupadas de China como parte de un proyecto secreto. Bajo la cobertura de un plan para la potabilización de agua para las tropas japonesas en China, desde 1936, Ishii fue organizando departamentos de Prevención Epidémica y Abastecimiento de Agua, que eran, en realidad, centros y unidades de investigación médica, destacando la tenebrosa Unidad 731«.

Los estudiosos señalan cómo en los centros de experimentación se utilizaron prisioneros de guerra y detenidos políticos acusados de ser espías o miembros de la resistencia, fundamentalmente de origen chino, pero también soviéticos, mongoles y coreanos, además de enfermos mentales y discapacitados. «Ishii y sus colegas investigaron fundamentalmente sobre enfermedades infecciosas, inoculando a sujetos sanos los gérmenes del cólera, tifus, difteria, botulismo, ántrax, muermo, brucelosis, disentería, sífilis, peste, etc., para analizar el desarrollo de las enfermedades y probar la efectividad de ciertas vacunas. Las víctimas eran forzadas a comer alimentos infectados o a beber líquidos contaminados, o bien se les obligaba a portar objetos o ropas contaminadas», detalla el artículo.

En esta espiral despiadada, los autores señalan que incluso existe constancia gráfica de la práctica de vivisecciones y autopsias en prisioneros moribundos, algunas realizadas por el propio Ishii, con el objetivo de obtener las muestras lo más frescas posible. Pese a que las víctimas se cuentan por millares, nunca llegó a ser procesado por crímenes de guerra y pudo integrarse en la vida civil con normalidad. Aunque sobradamente conocidos, sus crímenes permanecen impunes.

 

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