Las matemáticas han podido asumir el infinito, la física trata de demostrar que el espacio es finito, la filosofía y la teología ofrecen respuestas diversas
El infinito como concepto y como realidad. La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) trató de dar respuesta al sinfín de interrogantes que surgen sobre el infinito durante una sesión académica pluricisciplinar que se celebró el pasado 30 de noviembre en Barcelona bajo el título «Las nociones del infinito». En el acto participaron Pilar Bayer, catedrática emérita de Álgebra de la Universidad de Barcelona y académica de número de la RAED; David Jou, catedrático de Física de la Materia Condensada de la Universidad Autónoma de Barcelona, académico de número y miembro de la Junta de Gobierno de la RAED; Antoni Prevosti, profesor titular de Filosofía y vicedecano de la Facultad de Filosofía de la UB, y Josep Ignasi Saranyana, profesor emérito de Historia de la Teología de la Universidad de Navarra, académico de número y presidente de la Sección de Ciencias Humanas de la RAED. El acto fue dirigido y moderado por Daniel Turbón, catedrático emérito de Antropología Física de la Universidad de Barcelona y académico de número de la RAED, quien destacó el papel enriquecedor de un debate planteado desde distintas órbitas del saber.
«A las dos preguntas clásicas de la cosmología filosófica -¿el universo, es finito o infinito en el espacio? y ¿es finito o infinito en el tiempo?- la cosmología física moderna añade una tercera cuestión: ¿la densidad del universo es finita o infinita a lo largo del tiempo? Las tres cuestiones siguen siendo objeto de debate», inició su intervención Jou. El académico concluyó que si bien la física no tiene una respuesta definitiva, la experimentación sobre detalles observables como la curvatura del espacio, la estructura de las fluctuaciones de la radiación de fondo de microondas o las masas de los quarks y del bosón de Higgs podrían llevar a nuevos puntos de vista sobre esta cuestión, especialmente en el caso que llegara a ser posible constatar que el universo es finito.
Prevosti, por su parte, trató de situar el debate sobre la aprehensión por parte del ser humano del infinito. «Si nuestro entendimiento debe tener alguna dimensión infinita, aunque sea potencial, para poder comprender nociones como la de infinito mismo, no será en el sentido de un infinito cuantitativo, que implica un recorrido que no se acaba nunca , sino en el sentido en que decimos que es infinito un acto unitario, que no implica recorrido, y que es por tanto el infinito propio de la forma», expuso.
Bayer señaló cómo las matemáticas han sabido sistematizar y utilizar el concepto, hoy en día común. «El infinito matemático cuenta con muchas acepciones, dependiendo éstas de cuál sea la época y el área matemática considerada. En la mayoría de casos, clarificar el concepto de infinito hasta hacerlo apto para su tratamiento teórico y para su uso práctico ha requerido muchos siglos y el concurso de muchas mentes que han hecho posible un cómodo manejo del infinito en la práctica matemática sin temor a incurrir en cálculos erróneos», explicó.
Desde un punto de vista filosófico y teológico, Saranyana repasó las principales teorías a lo largo de la historia para concluir que, a día de hoy, «la teología, como también la filosofía, distingue entre el orden lógico o intencional y el orden extramental. Y la noción de infinito se sitúa, para la teología, en el orden lógico». El académico consideró que el Dios infinito de la segunda escolástica y del deismo es, de hecho, un concepto abstracto y vacío. El Dios vivo, por el contrario, es perfectísimo, próximo y paternal.
Turbón acabó concluyendo que la realidad se rige por cuatro dimensiones. Tres pertenecen al espacio físico y, la otra, al tiempo. «Así como podemos movernos libremente en las primeras tres dimensiones, no ocurre lo mismo con el tiempo, del cual estamos prisioneros en el presente», señaló. Una peculiaridad que por ahora se cree insalvable y que nos limita el conocimiento del infinito.