Laura Rojas-Marcos
Psicóloga clínica, colaboradora del Proyecto Libertad de asistencia psicológica a las víctimas del 11-S y académica de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Laura Rojas-Marcos, reconocida psicóloga clínica y académica de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), participó el pasado 16 de enero en la primera tertulia del ciclo «Petit Comité», organizada por el diario digital El Español. La cita, liderada por la periodista Charo Izquierdo, sirvió para debatir sobre la afectación que ha tenido la pandemia sobre la salud mental. En ella también participaron la especialista en «mindfullness» Alejandra Sánchez Yagüe y la especialista en nutrición y salud Nítida Pastor. La charla se centró en la Estrategia de Salud Mental presentada por el Gobierno el pasado mes de diciembre, la primera en doce años. Un plan que se extenderá hasta diciembre de 2026 y estará dotado con 100 millones de euros para dar respuesta a la alerta planteada por la Organización Mundial de la Salud, que advirtió que en el año 2030 las enfermedades asociadas a la mente serán la primera causa de discapacidad en el mundo.
«La estrategia es un buen primer paso. Creo que la pandemia y esta experiencia que llevamos viviendo durante dos años ha sacado a relucir la importancia de la salud, no solo física sino también mental, ya que si falta una de las dos es muy difícil avanzar y disfrutar de una vida saludable. Y a partir del incremento de patologías y detección que hemos encontrado los profesionales de la salud, es importante este primer paso de concienciación global social, no solo para abordar y tratar esas patologías, no solo para ayudar a los afectados, sino para concienciar socialmente y eliminar estigmas. Es un primer paso, pero queda mucho por hacer», reflexionó la académica en su primera reflexión, como recoge el artículo que dedicó a la charla El Español en su sección MagasIN.
Rojas-Marcos alertó de la desatención que en España se sigue dando a las enfermedades mentales y problemas psicológicos y advirtió que apenas hay 12 psiquiatras por 100.000 habitantes, cuando en 2020 se detectaron 2,1 millones de personas con depresión, la mayoría mujeres, según datos oficiales. A eso se suma la falta de confianza de la mayoría de la población en esta especialidad médica. «Algo que a veces comentamos psiquiatras y psicólogos clínicos es que hay personas que cuando les hablas de psicología o de psiquiatría dicen que no creen, ¡cómo si fuera una ideología! Yo no conozco a nadie que diga ‘no creo en la cardiología’. Eso está directamente relacionado con la ignorancia, pero también con falta de información y desde luego con un estigma… Como si esta materia no tuviera que ver con la ciencia», advirtió.
Como problemas asociados a la pandemia, la académica señaló el incremento de cuadros clínicos de miedo, ansiedad, estrés y el denominado ‘burn out’, una sensación de hartazgo producida por las tensiones que ha creado una situación que se alarga ya dos años a nivel social y laboral y que tiene su correlato emocional. «Estos dos últimos años se están viviendo con ansiedad causada por la incertidumbre y las pérdidas; de la salud, de nuestros seres queridos, de nuestra seguridad económica, del trabajo. Por eso se ha desarrollado la fatiga pandémica», señaló. Asimismo abordó su extremo: el suicidio, la alternativa desesperada que tomaron en 2020 casi 4.000 españoles. A una media de once suicidios diarios, la mayoría de personas entre los 40 y los 59 años.
«Si hablamos de suicidio, me gustaría añadir algunos signos de advertencia que sirven tanto para adultos como para niños: si la persona habla mucho sobre querer morir o querer matarse, si nombra mucho el vacío, la desesperación, el sentimiento de no tener propósito en la vida; a menudo, también manifiesta sentimientos de ser una carga para los demás, vive en un estado de sentimiento de culpa constante, de aislamiento social. En el caso de los adultos, hay un signo que es el de poner todos sus asuntos en orden, de repente ordenan temas personales y profesionales, económicos, o empiezan a tener conductas de alto riesgo, o cambios de ánimo muy extremos, pérdida de control. Muchas veces expresan furia, rabia, deseos de venganza, sentimientos de indefensión. Y finalmente son personas con conductas impulsivas, que puede que abusen de sustancias, como las drogas, el alcohol o con conductas adictivas, como la ludopatía», concluyó.
Laura Rojas-Marcos ingresó como académica el pasado mes de julio con el discurso «Envejecimiento activo: salud y bienestar en las personas mayores». Especializada en tratamientos de ansiedad, depresión, conflictos familiares, shock cultural y adaptación, es licenciada en Psicología por la Universidad de Nueva York y máster en Psicología por la Universidad Albert Einstein de Yeshiva, ha trabajado en el Hospital Bellevue de la Universidad de Nueva York, en el Instituto de Familia Puertorriqueña y, tras los atentados del 11-S, colaboró en el proyecto creado por el Gobierno estadounidense para ofrecer asistencia psicológica a las víctimas. Es autora de diversos libros, como «Hablar y aprender: conversaciones con mi padre», «La familia. De las relaciones tóxicas a las relaciones sanas» y «Convivir y compartir».