La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), acogió el 15 de septiembre la primera de las sesiones de un ciclo que tratará de analizar desde un punto de vista pluridisciplinar el futuro de la Unión Europea (UE). El Brexit, como se conoce a la salida del Reino Unido de la Unión aprobada por referéndum, centró el primero de los debates, en el que participaron los académicos Oriol Amat, Santiago Castellà y Juan Francisco Corona, además de la diplomática británica Pollyanna Nethersole, vicecónsul en Barcelona entre los años 2007 y 2010. El acto fue conducido por el también académico Joan Francesc Pont. Los ponentes coincidieron en ver en el Brexit tanto un reto para el conjunto de la unión como una oportunidad para sus Estados miembro.

9779-014

«La salida del Reino Unido de la UE es una buena oportunidad tanto para los británicos como para el propio proyecto europeo: Reino Unido puede encontrar una relación más satisfactoria con la Unión y la Unión replantearse el exceso de burocracia», reflexionó Amat.

«La UE ya estaba en crisis desde su fracaso constitucional y dibujó una solución judicialmente acertada con el Tratado de Lisboa, pero con déficits que se han ido manteniendo -añadió Castellà-. Ahora la Unión tiene el reto de recuperar su fuerza europeísta».

brexit02

Para Nethersole, el gran perjudicado del Brexit es toda una generación de británicos. «Un 75% de los jóvenes entre 18 y 24 años apostaban por la permanencia pero muy pocos fueron a votar. En cambio, la gente mayor sí lo hizo a favor de la salida y ha robado el futuro a los jóvenes», consideró. Para la diplomática, el referéndum fue «un buen experimento democrático que no se debe volver a repetir».

9779-049

Finalmente, Corona centró su preocupación en los efectos de la salida en los mercados. «Es preocupante que una tercera parte del Ibex esté fuertemente implantada en Reino Unido y esto afectará mucho, no por los resultados ni por los productos y servicios que ofrecen, ya que están muy consolidados, sino por la importante plantilla de trabajadores que tienen las empresas españolas -reflexionó-. El impacto lamentablemente no será bueno ni para Reino Unido ni para las empresas españolas o de la UE».