El canal de Youtube de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) ya dispone del vídeo resumen del acto de ingreso como académico correspondiente de Jesús Lafuente, doctor en Medicina y Cirugía, que se celebró en Barcelona el pasado 4 de octubre. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «De la neurocirugía mística de la antigüedad a los retos que afrontan en el siglo XXI. Los cambios de paradigma según la evolución de la neurocirugía en el tiempo». Le respondió en nombre de la Real Corporación el académico de número Luis Carrière.
En su exposición, el nuevo académico realiza un amplio repaso a la historia de la neurocirugía desde sus albores y a través de las diversas civilizaciones fascinadas con explicarse el funcionamiento del cerebro y de conceptos comunes en todas como el alma o el espíritu. «Los egipcios creían que el alma se albergaba en el líquido cefalorraquídeo. El filósofo Anaximander decía que la mente daba cuerpo a la fuerza de la vida. Pitágoras aseveraba que el cerebro servía como órgano de la mente y templo del alma. Galeno insistía en que el corazón producía lo que él dio en llamar ‘vital pneuma’, el cual se distribuiría por el cerebro dando lugar a la memoria, conocimiento, expresión e imaginación, extremos que también compartía Paracelso. Así durante los tiempos de la civilización antigua ha existido un gran interés por el cerebro y las funciones que desempeña, siendo la parte del cuerpo que encierra más misticismo debido a su gran desconocimiento, que a día de hoy todavía persiste», inicia el académico su amplia reflexión.
En su detenido análisis de esta compleja especialidad médica, Lafuente explica cómo la neurocirugía tal y como hoy la conocemos realmente empezó a despegar como tal a partir de finales del siglo XIX, cuando los cirujanos empezaron a realizar operaciones craneales con mayores garantías aseguradas con la aparición de la anestesia, la asepsia e instrumentales más adecuados. En esta línea destaca figuras como Victor Horsley, considerado junto a Harvey Cushing padres de la neurocirugía moderna. «La neurocirugía evoluciona durante el siglo XX exponencialmente, ayudada por los avances también cruciales en los campos afines a la neurocirugía como la anestesia, la psiquiatría, la neuropatología y la asepsia. La formación de centros de cuidados intensivos dedicados a pacientes neuroquirúrgicos, quirófanos especializados, instrumentales adecuados como sistemas de coagulación y microscopios, permiten realizar procedimientos microquirúrgicos de manera más segura», señala el autor antes de apuntar los apasionantes retos de esta especialidad en el siglo XXI en busca de la excelencia.