Carlos Cortina, doctor en Publicidad y Relaciones Públicas, delegado para España de las Órdenes Dinásticas de la Casa Real de Saboya y académico correspondiente de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), ingresó como académico de número de la RAED durante una solemne sesión que se celebró en la sede de la Real Corporación el pasado 11 de mayo. El acto pudo seguirse tanto de forma presencial como en streaming a través del canal de YouTube de la RAED, donde puede visionarse. El recipiendario leyó el discurso de ingreso «La liturgia del juramento«. Le respondió, en nombre de la Real Academia, el académico de número José Ángel Brandín.
Reconocido experto en protocolo y cultura popular, Cortina explicó los orígenes del juramento y repasó sus diferentes fórmulas a través de la historia y las diferentes tradiciones, estableció las diferencias entre juramento y promesa y abordó algunas de las fórmulas más populares, como el juramento hipocrático, la unción real, los diferentes juramentos reales de los antiguos reinos de España, el juramento del papa y los cardenales, el juramento olímpico, el juramento de abogados, el juramento en los cuerpos nobiliarios, la jura de bandera en España con las diferentes fórmulas que ha tenido a lo largo de la historia o el tradicional juramento de la Guardia Suiza, sin olvidar el juramento de la Real Academia Europea de Doctores que él mismo ofreció antes de su intervención.
«En cuanto al fondo, esta acción se trata de un contrato personal que obliga a la parte en una circunstancia sustancial y específica, de manera decisiva y con un resultado trascendente. En consecuencia, es la formulación explicativa y especificativa de cuál va a ser y de qué manera se ejercerá el cargo o el deber asumido. Y, simultáneamente, evidencia la predisposición y el posicionamiento a priori de una persona sobre su modus operandi en aquello que se acepta o se declina, con la voluntad resuelta, definida y determinada a obrar, conducirse o proceder en sí mismo o hacia los demás, a partir de un momento y de acuerdo con unas normas o preceptos, así como una evolución en un período de tiempo que puede ser acotado o indefinido, con unos objetivos concretos o abstractos, unos límites determinados infranqueables y una exigencia personal y, a la vez, un cumplimiento de lo exigido que sea contrastable y revisable. Y, en lo concerniente a la forma, es indudable que ésta ha de servir para complementar inequívocamente al juramento; situarlo físicamente, circunscribirlo de aquellos aditamentos necesarios para que, en su visualización, no haya equívocos posibles sobre cuál es la naturaleza, el contenido y la trascendencia del acto. Esta amalgama entre contenido y continente, esta aleación entre esencia y existencia, y esta fusión entre el ser y el estar, o entre el cuerpo y el alma, confieren tal sincronía a la puesta en escena del juramento que la forma también se convierte en fondo», inició el académico su reflexión.
Para Cortina, jurar o prometer sirve para afirmar o para negar algo, para reconocer o rechazar a alguien, para obligarse con fidelidad y obediencia ante la primera autoridad, la ley fundamental o los fueros, o para iniciar el ejercicio de un cargo. En este sentido, el juramento o promesa tiene un carácter inmutable, común y universal, aceptado, reconocido y utilizado por las diferentes comunidades, sociedades y culturas de las distintas civilizaciones. «Un juramento no se puede romper sin abismarse irremediable e inexorablemente en el deshonor, sin incurrir en la desafección del propio ser, sin corromper los valores intangibles que dan sentido a cuanto es material, sin rasgarse irreversiblemente la confianza, sin golpear traidoramente la verdad y sin hacernos retroceder a todos en el progreso social, en la senda de la responsabilidad y en la conquista de la libertad del individuo a través del respeto a las otras libertades», concluyó.
Cortina ha desarrollado su actividad profesional e investigadora en las disciplinas de ceremonial, protocolo y relaciones públicas, desempeñando el cargo de jefe de Relaciones Institucionales y de Protocolo en diversas empresas e instituciones públicas. Es autor de obras de referencia en el ámbito del protocolo como el «Reglament de Protocol, Cerimonial, Honors i Distincions per als Ajuntaments» (2010). Socio fundador de la Asociación Catalana de Protocolo y Relaciones Institucionales, ha sido distinguido con la Medalla de Plata y la Medalla de la Constancia de la Cruz Roja (1991 y 1992), la Cruz Oficial de la Orden del Mérito Civil (2000), el Premio Nacional de Ceremonial y Protocolo Marqués de Mondéjar (2001), el Premio Nacional de Protocolo y Relaciones Institucionales (2017), la Medalla de Oro del Papa León XIII para la Custodia de Tierra Santa (2019) y la Medalla Benemerenza de Oro de la Orden Constantiniana (2021).