Francisco López Muñoz, profesor de Farmacología y vicerrector de Investigación, Ciencia y Doctorado de la Universidad Camilo José Cela, miembro fundador del Comité de Observación del Observatorio de Derechos Humanos de España, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina del País Vasco, miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes Militares y académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), aborda el origen del perfil psicológico adictivo en el artículo «¿Por qué los hijos de alcohólicos desarrollan adicciones? El papel de los traumas infantiles», que se publicó en el portal de divulgación científica The Conversation el pasado 14 de noviembre y ha sido reproducido en diversos medios digitales españoles e hispanoamericanos. López Muñoz firma este artículo junto a Gabriel Rubio Valladolid, catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense de Madrid.
«Durante décadas se ha puesto el acento en la transmisión familiar de los trastornos adictivos, como en el alcoholismo, sin caer en la cuenta de que transmisión familiar no es lo mismo que transmisión hereditaria. La asociación entre las experiencias traumáticas sufridas por los jóvenes criados en una familia donde uno de los progenitores tenía problemas por el alcohol y el desarrollo posterior de diferentes trastornos psiquiátricos, incluido el alcoholismo, ha sido objeto de diversas investigaciones. Obviamente, en estos jóvenes confluyen diferentes factores que pueden explicar el elevado riesgo para la adicción al alcohol», inician los expertos su reflexión.
Para López Muñoz y Rubio Valladolid, en la conducta adictiva confluyen los factores hereditarios relacionados con la respuesta al alcohol, diversos trastornos mentales que incrementan de forma indirecta el riesgo para el alcoholismo, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o los trastornos depresivos, y la propia historia familiar, ya que los adictos tienen entre dos y 13 veces más posibilidad de haber sufrido experiencias traumáticas durante la infancia o la adolescencia, especialmente abusos emocionales. «Los hallazgos sobre el papel que desempeñan las experiencias adversas tempranas sobre el desarrollo posterior de diferentes trastornos son muy consistentes al poner de manifiesto una relación causa-efecto para los trastornos depresivos, los de ansiedad, el trastorno por estrés postraumático, los trastornos de la conducta alimentaria y las conductas adictivas», afirman.
«Las experiencias traumáticas experimentadas durante la infancia y la adolescencia provocan cambios en la estructura y funcionamiento de vías y áreas cerebrales de la corteza frontal (en concreto de la denominada corteza prefrontal) que dificultan el control de la conducta. Eso conduce al incremento de conductas disruptivas, trastornos de la personalidad, TDAH y trastornos adictivos. Además, las experiencias traumáticas favorecen que los estímulos que se han condicionado con el alcohol (como bares, olores, sabores, latas de cerveza, etc.) capten la atención del joven traumatizado, haciéndolos más deseables para el sujeto. Esto influye en el desarrollo de las conductas adictivas», concluyen los expertos.
Reconocido divulgador de la historia contemporánea, la literatura española de los Siglos de Oro y la medicina y farmacología, López Muñoz es doctor en Medicina y Cirugía y doctor en Lengua y Literatura Españolas, especialista en Medicina Farmacéutica y diplomado en Estudios sobre el Holocausto por la Escuela Internacional para los Estudios del Holocausto de Yad Vashem, en Jerusalén. Es investigador del Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre de Madrid y miembro de prestigiosas académicas científicas internacionales. Ha participado en numerosas investigaciones y es autor de monografías y artículos en sus áreas de investigación.