José Ramón Calvo, asesor estratégico del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina del País Vasco y académico de número y presidente del Instituto de Cooperación Internacional de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), abrió el pasado 28 de febrero el nuevo Curso Académico de la Academia de Ciencias, Ingenierías y Humanidades de Lanzarote, de la que es académico numerario y vicepresidente, con la conferencia inaugural «El vapeo: vieja adicción en un nuevo formato». La sesión culminó con la toma de posesión como académico numerario de Enrique Díaz Herrera, profesor de Física y Química del Instituto de Educación Secundaria Blas Cabrera Felipe, quien presentó el discurso de ingreso «El Instituto Blas Cabrera Felipe: historia de la enseñanza secundaria en Lanzarote hasta 1978».
Calvo introdujo en su intervención los riesgos del tabaco, un producto que según han demostrado los datos recogidos por las principales asociaciones científicas internacionales está directamente relacionado con la muerte prematura de uno de cada tres de sus consumidores habituales, así como a los denominados fumadores pasivos, las personas que conviven con los fumadores. «A partir de los 18 años el público que empieza a fumar es apenas el 10%, por lo tanto, el público objetivo de las tabaqueras se sitúa sobre los 12 años. Y tenemos un dato significativo: casi el 10% de los menores de 18 años fuma en España», señaló. Para el académico, los sistemas de vapeo no son, sino, una nueva forma de captar a un público nuevo, y para ello se utilizan «influencers», becas y hasta campamentos. «Prácticas ya prohibidas con el tabaco vuelven para captar nuevos fumadores», afirmó.
Sobre la incidencia del tabaco en la salud pública, el presidente del Instituto de Cooperación Internacional de la RAED señaló que en España fuman más de ocho millones de personas en España, de las que más de siete millones son consumidores del producto y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo de tabaco ajeno. El tabaco es, por tanto, una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo.
Casi el 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios, donde es mayor la carga de morbilidad y mortalidad asociada al tabaco. Un seguimiento eficaz permite determinar la amplitud y el carácter de la epidemia de tabaquismo y la mejor manera de adaptar las políticas. Sólo uno de cada tres países, que representan un tercio de la población mundial, hace un seguimiento del consumo de tabaco, para lo cual realizan sistemáticamente, cada cinco años, encuestas representativas entre jóvenes y adultos de todo el país.
Para Calvo, hay que incidir aún más en la presión legislativa y seguir apostando por subir el precio del tabaco para combatirlo, medidas en las que coincidieron los otros contertulios. Todos ellos apostaron por combatir el cigarrillo electrónico y evitar que sea la antesala del tabaco, alertados por unos datos que señalan que el 50% de los escolares ha tenido contacto con estos dispositivos. Y coincidieron también en la formación en el sector sanitario, ahora muy irregular y fruto de la voluntad de los docentes. Como la propia existencia de unidades de tabaquismo. «Siempre parece que tiene que haber un héroe detrás de cada unidad», señaló Calvo abogando por una normalización de estos servicios.