Emili Gironella, académico de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) y reconocido auditor, ha concluido junto a María del Carmen Barcons, profesora de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Barcelona, el estudio «El ebitda. ¿Indicador útil o inútil?» con la publicación de su tercera y última parte en el número 4 de la Revista Técnica Contable y Financiera. Un artículo en el que se muestran especialmente críticos con la flexibilidad de los criterios contables.
Tras insistir en que el ebitda es un indicador no oficial ni reglado en las Normas Internacionales de Información Financiera pese a ser utilizado ampliamente por analistas financieros y grandes empresas y sociedades y haberse convertido en un concepto habitual de la información económica, los dos especialistas alertan en esta entrega sobre los conceptos que se tienen en cuenta en su cálculo. En particular, insisten sobre un cálculo de ebitda ajustado que tenga en cuenta las remuneraciones salariales fuera de mercado como dividendos ocultos, que diferencie los bienes adquiridos en régimen de leasing o renting, los gastos e ingresos financieros, los costes no recurrentes, los gastos de reparación o mantenimiento y los de desarrollo.
«En la determinación del importe de ebitda ajustado también debe considerarse la posible ingeniería financiera a la que algunas empresas recurren cuando pretenden venderse -avisan Gironella y Barcons-. La sociedad vendedora puede sentirse tentada, por ejemplo, en diferir o trasladar al futuro ciertos gastos y de anticipar ciertos ingresos con el fin de reflejar el importe del ebitda más alto posible, hecho que debe ser motivo de un examen adecuado por parte del analista».
Los estudiosos lamentan la gran flexibilidad que tiene la normativa contable a la hora de interpretar y aplicar ciertos registros en algunas operaciones, un hecho que condiciona el cálculo o determinación del ebitda, una cuestión de alcance internacional. «Esperamos que en algún momento se abra un debate riguroso sobre si la información contable es realmente útil para la gestión empresarial o es un mero reflejo de datos con criterios abiertos», señalan.
«Con las modificaciones introducidas por el Plan General de Contabilidad de 2007 cada vez existen criterios más subjetivos para elaborar la información contable y un excesivo recurso a la valoración mediante estimaciones que ya no sabemos como calificarlas, y que además, a nuestro criterio, se alejan de lo necesario y conveniente para gestionar una empresa. Ello obliga a disponer de otras informaciones más útiles y reservar la información contable para terceros, y una prueba de ello es que la propia banca hace años que solicita información de gestión a las empresas que le solicitan financiación, mucho más allá de la contable», señalan.