¿Los estados financieros que se preparan hoy cumplen realmente con los objetivos definidos en el nuevo marco conceptual de las normas internacionales de contabilidad? ¿Pueden los estados financieros llegar a brindar la información contenida en los otros informes para que tengan el contenido global requerido por los usuarios? ¿Los profesionales de la contabilidad están capacitados para considerar la información contenida en los otros informes en el proceso de emisión de estados financieros? Éstas son las preguntas que lanza Frederic Borràs, académico correspondiente de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), en su estudio «El reto de mejorar la calidad de la auditoría», que presentó en el III Acto Internacional de la RAED con el objetivo de darles una respuesta satisfactoria.
Reconocido auditor, exsocio de KPGM, presidente del consejo asesor de Morera Asesores & Auditores y miembro del consejo de administración internacional de IECnet, Borràs considera que los auditores se enfrentan hoy en día al reto de dar un paso más en la elaboración de informes fidedignos sobre la realidad económica de cualquier sociedad que reduzcan el denominado gap de expectativas que generan los inversores. «Los inversores utilizan un amplio abanico de información financiera y no financiera para evaluar la marcha de una empresa, su situación financiera así como sus perspectivas de futuro y muy poca de esta información es proporcionada por los estados financieros auditados», considera el académico.
Más allá del estricto cumplimiento de los Indicadores de Calidad de la Auditoría elaborados por el International Auditing and Assurance Standards Board, Borràs pide la implicación de los profesionales y las auditorías para dar ese salto adelante. «Los auditores y los comités de auditoría tienen una oportunidad para ampliar su ámbito de actuación más allá los estados financieros para aumentar su fiabilidad y reducir el gap de expectativas. Se necesita un cambio transformador para asegurar que se continúa proporcionando confianza en la información financiera que conduce los mercados de capitales y que la auditoría continua siendo relevante. Una transformación fundamental será solo exitosa si todas las partes involucradas en el sistema de información financiera se comprometen, apoyan esta transformación y se revalúan sus respectivas funciones y responsabilidades», considera.
Porque por encima de todas las reglas y directrices, el académico insiste en que debe ser el propio auditor quien trate de cumplir de la forma más honesta y rigurosa con su labor. «A la hora de aplicar políticas contables y su juicio profesional , los responsables de la contabilidad deben ser capaces de considerar información de riesgos, de control interno y gobierno corporativo, de sostenibilidad… Utilizar técnicas de análisis de datos y evaluar el uso y transformación que hacen las empresas, no sólo del capital financiero , sino también del capital industrial, intelectual, humano, social y natural -reflexiona Borràs-. Los desafíos de los profesionales de la contabilidad en el contexto de un complejo y cambiante marco regulatorio global son enormes y exigen un constante proceso de actualización profesional. Esto es, sin duda, lo mejor que nos puede pasar como profesionales: ser parte de un mundo que nos exija evolucionar para crear valor a nuestros clientes, a los mercados y a la sociedad a la que pertenecemos».