La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) prosigue con la serie que dedica a los académicos más notables de su centenaria historia y dedica esta decimoctava entrega al segundo de los presidentes que ha tenido desde su fundación a principios del siglo XX. Se trata de Pedro Gerardo Maristany y Oliver, conde de Lavern, que ocupó el cargo de decano-presidente de la primigenia Agrupación de Doctores Matriculados de Cataluña entre 1921 y 1926. Otra de las grandes figuras de la ciencia y el pensamiento que han formado parte de la RAED y que la actual Junta de Gobierno quiere agradecer, reconocer y reivindicar, en el convencimiento de que quien no tiene memoria, no tiene futuro. La selección de estos selectos académicos, de todos los ámbitos del conocimiento, es fruto de la investigación llevada a cabo para la publicación del «Libro del Centenario» de la Real Academia, editado hace ya tres años. Personalidades que trascienden su contexto histórico para aparecer hoy en día como referentes del saber.
Nacido en el municipio barcelonés de Subirats en 1863 en el seno de una familia acomodada, Maristany decidió explotar su vocación académica con el beneplácito familiar y estudió las carreras de Ciencias Exactas y Ciencias Físico-Químicas y destacó como impulsor de la enseñanza primaria, secundaria y universitaria antes de dedicarse a los negocios familiares y entrar en política, lo que le llevaría a ser elegido diputado y senador por la provincia de Barcelona, además de asumir la presidencia del Ateneo de Barcelona cuando ya era académico de la Agrupación de Doctores. Su labor le mereció la concesión del título de primer conde de Lavern por parte del Rey Alfonso XIII. Tras el fallecimiento del primer presidente, Álvaro Esquerdo, fue designado por aclamación su sucesor al frente de la institución.
Amigo personal del Rey, Maristany consiguió que el monarca se interesase por la Agrupación y la honrase con su visita en 1925, en un solemne acto que tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona. Fue la primera visita real que recibió la institución en su larga historia apenas una década después de su fundación. El segundo presidente promovió, además, un hecho determinante para el porvenir de la institución: su conversión en Colegio de Doctores Matriculados del Distrito Universitario de Barcelona mediante Real Orden, de 10 de marzo de 1924, del Ministerio de la Gobernación. Un hecho que oficializaría su actividad mediante el reconocimiento ministerial.
Defensor de la cohesión territorial tanto en el Congreso de los Diputados como el Senado, Maristany impulsó también el papel integrador del Colegio de Doctores y lo puso como modelo para el impulso del Colegio de Doctores de Madrid. En apenas cinco años de mandato, el segundo presidente de la institución consiguió situarla como una entidad pionera y de prestigio en el ámbito académico.