Quinta entrega de la serie que la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) dedica a los académicos más notables de su centenaria historia, en esta ocasión a otro de sus personajes ilustres: el reconocido cardiólogo y recordado docente Carlos Jiménez Díaz (1898-1967), fundador del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid considerado como uno de los médicos españoles más importantes de todos los tiempos. Otra de las grandes figuras de la ciencia y el pensamiento que han formado parte de la RAED y que la actual Junta de Gobierno quiere agradecer, reconocer y reivindicar, en el convencimiento de que quien no tiene memoria, no tiene futuro. La selección de estos selectos académicos, de todos los ámbitos del conocimiento, es fruto de la investigación llevada a cabo para la publicación del «Libro del Centenario» de la Real Academia, editado hace ya tres años. Personalidades que trascienden su contexto histórico para aparecer hoy en día como referentes del saber.
Referente aún en la actualidad en ámbitos tan diversos como las nefropatías, la nutrición, las patologías intestinales, el asma, las enfermedades alérgicas y, lógicamente, las cardiopatías, Jiménez Díaz reformó la medicina española de los años 20, 30 y 40 del siglo pasado importando modelos europeos tras estudiar en Alemania, Reino Unido y Francia y uniendo de forma inseparable la formación, la atención y la investigación. Primero en Sevilla y luego en Madrid.
Su actividad en la entonces Academia de Doctores del Distrito Universitario de Barcelona aparece recogida ya en los Anales de la institución que repasan los trabajos presentados entre los años 1945 y 1962, y su nombramiento como académico de honor está recogido en 1966, un año antes de su inesperada muerte. Entre los discursos que la Real Academia guarda con celo se encuentra su «Significación biológica de algunos mitos clásicos».
Entre su bibliografía médica destacan sus «Lecciones de patología médica» (1934-52), «Problemas de la patología interna» (1944 y 1953), «El asma y procesos afines» (1953) y «El médico explorando a su enfermo» (1954), además de sus numerosos artículos científicos. Fundó la «Revista Clínica Española» en 1940, una publicación que aún sigue editándose, y en 1948 inició la edición del «Bulletin of the Institute for Medical Research». Su labor infatigable por la salud le valieron la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y la Gran Cruz de la Orden Civil de Sanidad.