La Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED) presenta la decimotercera entrega de la serie que dedica a los académicos más notables de su centenaria historia, en esta ocasión a otro de sus personajes ilustres: el reconocido urólogo y benefactor catalán Antonio Puigvert (1905-1990). Otra de las grandes figuras de la ciencia y el pensamiento que han formado parte de la RAED y que la actual Junta de Gobierno quiere agradecer, reconocer y reivindicar, en el convencimiento de que quien no tiene memoria, no tiene futuro. La selección de estos selectos académicos, de todos los ámbitos del conocimiento, es fruto de la investigación llevada a cabo para la publicación del «Libro del Centenario» de la Real Academia, editado hace ya tres años. Personalidades que trascienden su contexto histórico para aparecer hoy en día como referentes del saber.
Considerado internacionalmente el fundador de la urología moderna, la personalidad y trayectoria profesional de Puigvert estuvo muy marcada por el ejemplo de su padre, un médico rural de Lleida. Pese a los escasos recursos de la familia, su tenacidad lo llevó a estudiar Medicina en la Universidad de Barcelona, donde se licenció en 1928. En 1933 ingresó en el Servicio de Urología del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona, que dirigió a partir de 1951. Antes había fundado un Instituto de Urología con una escuela de especialización que acabaría convirtiéndose en la reconocida Fundación Puigvert.
Además de su labor como médico y docente, Puigvert realizó importantes aportes a la urología e inventó numerosos instrumentos quirúrgicos, como la sonda de Béniqué, la báscula para la cirugía prostatoperineal, la jeringa para la pielografía, la conocida sonda tutor de Puigvert, la pinza de manijas desiguales, el separador doble y la pinza de disección y sutura.
En 1967, la entonces Academia de Doctores del Distrito Universitario de Barcelona lo reconoció como académicos de honor y en 1971 fue designado catedrático de Urología de la Universidad Autónoma de Barcelona. A pesar de mantener buenas relaciones con el régimen franquista y el propio Francisco Franco, con quien intercedió por el anarquista Salvador Puig Antich, en las elecciones al Parlamento de Cataluña de 1980 fue elegido diputado por Esquerra Republicana de Catalunya.
Entre sus reconocimientos públicos detacan la Cruz de Sant Jordi que otorga la Generalitat de Cataluña, la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Barcelona, la orden de Caballero de la Legión de Honor de Francia, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio.