Mariàngela Vilallonga
Directora de la Cátedra de Patrimonio Literario Maria Àngels Anglada-Carles Fages de Climent de la Universidad de Girona, presidenta de la Fundación Prudenci Bertrana y académica de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED)
Mariàngela Vilallonga, presidenta de la Fundación Prudenci Bertrana y académica de número de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), presentó el pasado 15 de febrero el nuevo Premio Aurora Bertrana, que se suma a la lista de los Premios Literarios de Girona. El nuevo galardón reconocerá la traducción en catalán de obra literaria ya publicada y estará dotado con 6.000 euros. Se suma así a partir de esta edición de 2022 al Premio Prudenci Bertrana de novela, establecido en 1968; el Premio Miquel de Palol de poesía, establecido en 1978; el Premio Carles Rahola de ensayo (1980); el Premio Ramon Muntaner de literatura juvenil (1986); el Premio Cerverí de letra de canción (1996), y el Premio LletrA de proyectos digitales de promoción de la lengua catalana (2001). En la presentación participaron en nombre de las instituciones que dan su apoyo a esta cita de referencia de la literatura catalana el vicepresidente de la Diputación de Girona, Albert Piñeira; el vicealcalde de Girona, Quim Ayats, y el delegado de Cultura de la Generalitat de Cataluña en Girona, Josep Calatayud.
«Se trata de un premio justo y necesario, un homenaje a una escritora potente, avanzada a su tiempo y también uno de los puntales de estos premios», destacó Vilallonga, recordando que la ahora homenajeada formó parte de los primeros jurados. En esta primera edición, señaló, optan al premio más de 700 obras. «Aurora Bertrana encarna los valores de la modernidad, pero también el parón trágico que supuso la Guerra Civil. Su vocación literaria se despertó cuando era pequeña y la siguió con tenacidad a lo largo de su vida», añadió la académica. El fallo se dará a conocer el 20 de septiembre.
Vilallonga destacó que con este nuevo galardón, la Fundación Prudenci Bertrana quiere reconocer y poner en valor el trabajo de los traductores, «que transmiten la voz de los escritores sin perder la propia y que, hasta hace muy poco, no consiguieron que su nombre también figurase en las obras traducidas. La tradición de traducir en catalán obras escritas en otras lenguas viene de lejos, se remonta ya al siglo XV, permitiendo enriquecer nuestra lengua y ensanchar nuestro entorno», explicó.
Autora de obras como «Paradisos oceànics» (1930) y «Peikea, princesa caníbal» (1934), que escribió durante su estancia en Polinesia, o de «El Marroc sensual i fanàtic» (1936), tras estallar la guerra se exilió en Suiza. Tras regresar a Cataluña publicó «Tres presoners» (1957) y «Entre dos silencis» (1958), dos novelas donde sustituyó la antigua ensoñación por el crudo realismo de la guerra y la posguerra. Le siguió «Vent de grop» (1967), adaptada al cine. Su última gran obra son los dos volúmenes de sus «Memòries», publicados en los años 1973 y 1975 (éste último, póstumamente). Junto a su padre, Prudenci Bertrana, escribió la novela «L’illa perduda» en 1935. Su fondo documental y bibliográfico se conserva en la biblioteca de la Universidad de Girona.
Tras su etapa como consejera de Cultura de la Generalitat de Cataluña entre marzo de 2019 y septiembre de 2020, un cargo por el que renunció a la vicepresidencia del Instituto de Estudios Catalanes, Mariàngela Vilallonga ha reemprendido su actividad docente y académica. Desde el pasado mayo es, además, presidenta de la Fundación Prudenci Bertrana. En 2016 fue reconocida con la Creu de Sant Jordi, la máxima distinción que otorga la Generalitat, por sus investigaciones en literatura humanística latina de la Corona de Aragón.